Tengo 35 años y mucho que decir. Cuando corro hablo. Cuando duermo sueño. Tengo un diario viviente, una especie de confesionario personal. Muchas servilletas y papeles con ideas y pensamientos escritos y ahora este blog porque siento que hay mucho que comunicar y las horas, los espacios y los canales no me alcanzan.

Crónicas, poemas, cuentos y más


DINERO FACIL
…tal vez vuelva, aunque lo más probable es que nunca regrese - dijo Manuel y tiró las llaves sobre el mostrador del administrador del hotel.

Aun tenía las manos con ese olor a fierro oxidado propio de la sangre y restos rojos en las comisuras de sus dedos.
Refregar la sangre regada de un asesinato en una habitación de hotel no era lo que le había molestado. Llevaba toda una vida limpiando restos de fluidos, residuos estomacales y platos sucios de los transeúntes de ese hostal camino a Las Vegas. Nada lo asqueaba tanto como la idea de morir de la forma en que ese hombre había sido asesinado.
Esa madrugada que llegó al alba, como todos los días, las indicaciones fueron muy simples:
- Que quede lo más limpio posible. Echale bastante lejía para que no huela y deja la ventanas abiertas para que se ventile.
La policía ya había tomado las muestras necesarias para determinar al culpable de los hechos y había cargado con el cadáver.
Lo más probable era que se tratase de un ajuste de cuentas, sicarios contratados por narcos o mafias especializadas en lavar dinero en salas de juego. Esos asesinatos y persecuciones eran cosa de todos los días pero más cerca al lujo de la gran ciudad y no en una pocilga de dos por medio.
Mientras Manuel refregaba los pisos de madera con ambas manos y arrodillado rezaba una oración en dialecto indio que su madre le enseñó de niño. Pedía por el occiso que el día anterior le había dado jugosa propina por asear la habitación:
- Hoy es tu día de suerte!- le dijo el huésped encerrando un billete doblado en su mano.
Manuel metió su mano en el bolsillo y dejó caer el billete sin imaginar que aquel hombre delgado de tez cansada y cabello fugitivo le había dado casi el valor del sueldo que mensualmente recibía.
De parque en parquet, mientras limpiaba, se topaba con algo que parecía ser un coagulo. Será un pedazo de bazo? - pensaba, recordando la sustancia de esa víscera que le daban de chico cuando estaba enfermo o serán sesos que guardarán el recuerdo del asesino. Intentaba distraerse especulando con lo que encontraba en el inundado lugar que se asemejaba a una mar retirado.
Probablemente las paredes estaban impregnadas de la escena del crimen por eso el creía ver al hombre durmiendo abrazado a su almohada, babeándola y soñando con el bisteck que se comería al día siguiente o con la rubia de la habitación del lado. Podía ver la manija de la puerta girando lentamente por una mano vestida del color de la noche, la sombra del culpable arrastrándose con sigilo por las paredes y avalanchándose sobre el durmiente, el forcejeo y los cuerpos uno sobre otro, las sábanas enredándose y el sonido de los resortes que no generarían sospecha porque el lugar cada madrugada era una sinfonía de camas y gemidos de los amantes de paso.
Manuel siente un dolor en el lado izquierdo del vientre. ¿Sería similar al que sintió el hombre antes de morir? Imagina el ardor que produce una botella partida que se incrusta y profundiza entornillándose en los órganos, capturándolos y saliendo de prisa para volver a clavarse en otra parte del cuerpo y generarle un nuevo orgasmo al criminal.
Vomitó los pedazos de pizza con pepperoni que desayuno en la mañana.
- Terminare con esto de una vez - se dijo. Pensaba irse pronto en busca de un brujo que le quitara la impresión y el susto porque a medida que avanzaba con la tarea sentía el cuello agarrotado y un tirón que lo jalaba como un gran anzuelo del que cuelgan a las reses en los camales. ¡Jamás quisiera morir de esta forma! – se repetía
JESS/2011


BARRIGA LLENA, CORAZON CONTENTO
Dedicado a mi abuelita Olga
La gente que me ve comer dice que lo hago con placer. Y es verdad. Disfruto cada bocado como si fuera el último. Culpa de mi abuela. Se llamaba Olga, pero sus hijos siempre la fastidiaban diciéndole "Negra". Y es que sin ser de la raza prácticamente lo era.
Sus "manos de negra", maravillosas, preparaban los más deliciosos potajes de los confines de la tierra. Su color, tostado, era como el café oscuro que siempre bebía el abuelo que era, a su vez, como la nívea leche que le chorreaba encima. Se querían mucho. Hacían una combinación perfecta como de mazamorra y arroz con leche.
Calculo que de esa forma la abuela se ganó al abuelo. Fue una conquista que más allá de los ojos llegó hasta el estómago y finalmente dio reposo en el corazón. En realidad, gran parte de los terrenos que obtuvo fueron gracias a dilatadas batallas en la cocina, guerras candentes entre fogones, ollas, cucharas de palo y sudor.
Sucede que, no existía hogar que rechazara impregnarse del afrodisiaco olor de sus viandas. Su casa los emanaba desde el amanecer atrayendo pecadores y puritanos, debido a ello, nunca faltaban las visitas. La comida, divinamente proveída, alcanzaba para todos. Se multiplicaban los panes, los frijoles, la carne, las papas. En casa de la abuela ninguna barriga quedaba vacía, ningún corazón triste.
Debió ser porque Dios le ayudaba, y es que ella madrugaba. Se bañaba casi en la oscuridad, cuando aún el sol ni se desperezaba. Inmediatamente después, dejaba hervir en el fuego cacerolas llenecitas de verduras, agua y especias e iba en busca de más insumos.
Cuando la acompañaba al mercado, me resultaba curiosa su estratégica astucia para aprovechar el lado caritativo de sus caceras y ganarse una zanahorita de cortesía, ramitas de culantro "que darán sabor", los huesitos para el perrito (que nunca tuvo) entre otros.
En ese recorrido a paso de hormiga, por uno de los mercados más abastecidos de la capital, visitábamos miles de puestos; uno para cada cosa: el del pollo, el de la carne, el de los menjunjes licuados en bolsitas, hasta el que tenía "un pedacito de queso para mi nieta linda". Se las sabía todas la bandida. Con su gracia jaranera se conquistaba a las vendedoras, por eso, frecuentemente regresábamos a casa con bolsas de mas y con alguien "solicito" que se ofrecía a cargarlas. ¿Cuál sorpresa tendrá para hoy en su mesa? Era la palabra final, en realidad, casi una suplica escondida: ¡Invítame un poquito pues! Después, venían los golpes, los cortes, las amasadas. Todo en la misma mesa en la que más tarde degustaríamos. A mí también me encomendaban tareas: pelar las arvejitas, desgranar el choclo, quitarle "los soldaditos" al arroz. Tareas que cumplía intentando emular la perfecta sincronía en el arte de la abuela para cortar las legumbres, despellejar la carne, moler los ajos, la pimienta, el perejil, de la manera más natural posible. - Lo natural, el mejor secreto en la cocina - solía decir. Así como natural le resultaba pretender que comamos el litro de sopa que nos acostumbraba servir. La saboreábamos. No sólo le quedaba exquisita sino también agradable a la vista. Los fideos formaban una hermosa y extensa cabellera sumergida en vaporosas aguas. Los huevos, invariablemente de dos yemas me parecían mágicos y las verduras, pica picas de colores bailando en aquella fiesta de caldo hirviente que recibía cataratas de espumosa leche que se encargaba de agregar. Nos fascinaba su comida y el amor con que nos la hacía.
Para ella, niños gordos eran sanos por eso el "Mas te sirvo, mas te quiero"
parecía ser su filosofía. El asunto es que esa lógica con el alimento nos hacía padecer. Nuestros pequeños estómagos se abultaban hasta reventar impidiendo cabida a una cuchara más. Pero la abuelita Olga encontraba artimañas para lograr un espacio: "piensen en tanto niño pobre que no tiene que comer. Una cuchara más por tu mama otra por tu papa, falta la de tu perrita Pinina y la del chino de la esquina que siempre te regala caramelitos". Al final, terminábamos por embutirnos el plato. Después de cada sopa dejábamos de visitar a la abuela por unos días pues de regreso a casa nos enfermábamos y vomitábamos de saturación. Ella ignoraba eso, creía que sus nietecitas eran campeonas con la comida. No obstante, gracias a que nos fue inculcando el gusto por el buen sabor, para nosotras, no había mejor regalo de cumpleaños en el mundo que verla cruzar el parque en dirección a casa con sus ollas de comida caliente lista para vaciarla a nuestros platos. Ningún Happy Birthday era mejor cantado que por su Carapulcra, esa comida criolla de papas secas con pollo, cerdo, maní y picante recostada en una playa de arroz y con la que todos los presentes éramos agasajados porque siempre traía de sobra. Poco era nada para ella. Así era la política de su corazón.
De un corazón que latía incesantemente y a pasos presurosos, un corazón inquieto que vivía en agitación y que solo decidió bajar el ritmo con la partida del abuelo. Cabrito al horno y frijoles. El plato especial, el de las más importantes celebraciones, preparó el día del entierro de su querido esposo. Igual que de costumbre, lució dinámica y tranquila mientras lo elaboraba, pese a ello, la invadía una asolapada tristeza que finalmente la tomó de la mano y la llevó a postrarse en cama por varias semanas. En aquel momento, su alimento se redujo de masticable a papillas, después a pastillas, luego a suero que le era suministrado por las venas y finalmente a nada.
Sí. La abuela que amaba comer no podía por prescripción médica. Recuerdo que, con una reducida sonrisa, aseguraba que en cuanto se recuperase comería.
También sus suplicas para que le mojasen los labios con jugo de naranja o agua. Sufría, pero no se decidía marchar. Se aferraba a la vida y los médicos no encontraban explicación pues ya había sido desahuciada y su estado era, por demás, desalentador. Entonces sus hijos le solicitaron al doctor un último favor: poderle dar caldito de pollo a su mamá. La petición fue aceptada. Llegaron por la tarde con el mejor caldo de gallina que sus propias manos pudieron elaborar.
Tenía una buena presa, cebolla china, huevo y fideos. Olía delicioso. Al ver el suculento plato la abuela, desconectada de tubos, agujas y sueros, se alegró. Disfrutó cada bocado, sin prisa, saboreando y, quien sabe, recordando en cada sorbo escenas de su vida envueltas por la cocina y sus potajes. Terminó de comer. Secó su boca con la servilleta. Agradeció. Recostó su cabeza en la almohada y descansó. Ahora todos sabemos que era lo que entonces le hacía falta a la abuela para que se decidiera ir. Irónicamente, cuando se hace alusión al hecho la gente comenta: - ¡Los hijos de Olga aprendieron a cocinar tan bien como ella!. ¡Preparan un caldito de gallina que es la muerte!.

CRIMEN                                                                                              Vestida de tul negro, de pies a cabeza. Apenas dejando entrever los ojos y con un ramo de geranios blancos entre las manos.
Segura. Fuerte. Indolente. Así se sentía. La imagen de quién vivió, sufrió y dejó en su piel las marcas de una vida cruel y despiadada. Costras ya secas y extremas cicatrices que ya no dolían. Había sido capaz de perdonar, de olvidar. Su caparazón era inquebrantable. Piedra entre las piedras. Mujer al fin, Femme fatal. Como les gustaban a ellos, los hombres. Sin problemas, con la vida resuelta, sin complicaciones, sin necesidad de compartir sus inquietudes, de pedir consejo. De implorar cariño.
En paso fúnebre recordaba el móvil que la había llevado a cometer el asesinato: él.
Aquella tarde de verano luego de amarse, cocinaban. El con el torso desnudo, ella vestida con la ropa de el. El calor se hacía sentir y gotas de sudor resbalaban por su frente. Llevaba el pelo recogido y su rostro de color rojizo y desprovisto de maquillaje la hacia parecer mucho menor de la edad que en realidad aparentaba.
De repente, sin ningún motivo lanzó una pregunta al aire:
- ¿Qué edad parece que tengo?
La pregunta aparentemente simple y sin trasfondo pasó a tener trascendencia por la actitud de él.
- No sé - respondió tras una prolongada pausa
- ¿No sabes? – Dí un número, cualquiera. ¿Qué edad parece que tengo?
El no respondió. Dijo que no contestaría. Y ella que tenía un poder especial para interpretar su mente lo supo todo.
- Me ve como una niña. – eso es, pensó.
Las siguientes noches fueron de insomnio. El pensamiento le rondaba como zancudo la mente. Entendía por fin porque su ex amor la dejó por alguien mucho mayor. Alguien con la vida resuelta con hijos, separada. Por decirlo de algún modo con la vida cuajada.
Su teoría era que ese tipo de mujer favorecía a la pareja en su zona de confort. Un breve esfuerzo, una pequeña manifestación de amor les era suficiente. Eso porque ya habían vivido, amado, experimentado, desencantado. La aparente poca pretensión de este grupo de mujeres las hacía, según ella, parecer autosuficientes, seguras, independientes, interesantes. Hay mucho oculto, mucho que no se expone. Misterio; pensarían ellos. En realidad cautela y prudencia interpretaba ella. Viven el sexo, el amor, el mix o lo que la vida les de de buena gana. El conformismo podría ser una bandera. Puede exigirse, puede desearse pero si no se puede obtener lo anhelado no pasa nada. El juego es: atraigo, uso, dejo, tomo, quito, me importa, no me importa, en realidad: no me importas, me importo solo yo y nadie más que yo.
Esa fueron las conclusiones a las que Mariana llego. Entonces entendió que ella era diferente a los demás. Rara. No era la mujer que él. Que ellos querían.
Planeó estratégicamente el homicidio. Asesinar a la maldita que lo alejaba de el.
El momento elegido: la noche – precisa para no hacer ruido.
El lugar elegido: el dormitorio – romántico y además un sitio concurrido por ellos.
El arma: un cuchillo – había que desangrar, cortar, eliminar.
De puntillas entró a la habitación. La vio allí. Dormida. Rodeada de una luz angelical. Abrazando tiernamente su almohada. La vio allí diminuta, soñando, como siempre. Atada a sus ilusiones, a sus deseos. Pudo respirar su inocencia. Su ternura. Su capacidad de expresarse sin tapujos, de decir las cosas tal cual, muchas veces sin pensar, de actuar. Pudo ver flotando sus ideas expresadas, sus engreimientos, sus caprichos, sus temores, sus miedos. La vio frágil, vulnerable, autentica.
La odio.
Y sin pensarlo dos veces con la daga en las manos fue directo a su corazón:
- Muere niña, muere.
Y así. Su niña interior murió.
Acto seguido se vistió de tul negro, de pies a cabeza. Apenas dejando entrever los ojos y con un ramo de geranios blancos salió a las calles en cortejo fúnebre.
No había culpa ni pena. Más bien una pervertida satisfacción de haber asesinado a la causante de su desdicha.                                                                                                #Jessica Parodi. Agosto de 2010.
                                                                      ESTA CANCION ES PRECISA PARA ESTA HISTORIA                                                                                     http://www.youtube.com/watch?v=20PQBtyfNZY)

VIVIENDO MAS SIETE
El reloj ahí, aprisionado a la pared y yo al tiempo con la mirada esperando lo inesperable.
Las manijas que avanzan son un látigo. Implacables, quieren borrar el recuerdo.
Me resisto cada segundo, cada instante.
Vivo contrario a las agujas.
Inevitablemente avanzan.
Prefiero quedarme en el pasado, en tus ojos felices congelados.
Odio los números, los kilómetros que nos separan, las horas de diferencia.
Una y treinta de la madrugada.
Mis ojos son dos faroles en la oscuridad.
Palpo a mi costado una almohada helada en soledad.
Uno más siete: Estás tomando café.
Cierro los ojos. Otra vez el ejercicio. Intento recordarte. En vano. Solo tú puedes ser tú. Destierro.Vuelvo a las siete. Siete más siete: hora de almuerzo. Que endulzará tus labios?
Prosigo, la vida, la rutina: me despierto, me baño, me cambio, me peino. Mientras, el corazón sigue pensando.
Manejo: las calles, el tráfico las bocinas y de fondo el gris de la soledad. En la oficina: la PC, las reuniones y el café abundante. Necesito estar!.
Rápidamente el mediodía; doce más siete: la noche. Quien te abrazará? No quiero ni imaginar!.
De pronto mi noche y mi oscuridad: las ocho y luces de la ciudad.
Duermes. Y hago intentos vanos por rezar. Me resulta imposible pedir, desear. Quisiera un milagro que solo tú me puedes dar.
De nuevo, cierro los ojos. Quiero apagar el interruptor que me conecta al imposible de tu amor. Otra vez, el tic tac. Un latigazo más, el tiempo pasa, mi mente vuela. De nunca acabar.
                                                              Agosto 2010 #JessicaParodi


ADIOS
Y si mañana por capricho me envuelve la muerte.
Donde ira a parar este amor?

Mis ojos son un coladero de tristeza. Taquicardia de amor que desespera.
Hay rincones sedientos de tus besos.
Tengo un poco de mí que rescatar de ti. El resto ya no me pertenece.
Mi aliento es un alud del deseo, un fantasma que errante se desvanece. El velo del fin se asoma y este amor que te pertenece...ya no se.
                                                      Agosto 2010 # Jessica Parodi



ESTRATEGIA

Me adjudico el brillo de sus ojos.
La ilusión flamea rígida en mi corazón.
Insomnio por abundancia de sueños.
Supongo su esencia, su voz.
Redacto en mi mente historias dignas de reciclar.
Vivo por sensaciones, discrepo de la realidad.
Gobierna mi universo paralelo.
Es mi palabra y mi deseo, mi Médula Primaveral.
Allí donde los poros no conocen de mediocridad,
la esperanza se une en trío.
Exacto. Lo recuerdo exacto como ayer.
Tibias confesiones desenredando el alma.
Certeza:
No hay alma mal.
No hay llanto vano.
La locura tiene el poder de batallar sin miedo.
Mis cicatrices pasadas se ufanan y pongo la otra mejilla al viento
¡Que me golpee limpio! ¡Fresco!.
La soledad es un albur.
Tengo excusas para no regresar al invierno.
Tengo mil pretextos para no morir.
27/Junio/2010 #Jessica Parodi

TRANSGRESION 
Capítulo 1- Por Jessica Parodi
  Nadaba. Como todas las noches. En la academia cercana a su casa. Era el deporte elegido perfecto para las circunstancias; le permitía ahogar las penas.
Iba y venía. 1,500 metros o 2 mil en una hora. En todo ese tiempo sus lágrimas se mezclaban con el agua clorada.
Pensaba. Acerca de la traición vivida. No soportaba la idea de que ese primer gran amor al que dejó por su ausencia los últimos meses de la relación, estuvo viviendo un romance en paralelo con una de las abogadas del estudio en el que trabajaba.
Se explicaba ahora muchas cosas. Su ánimo cambiante e intolerante. Su reciente incapacidad de no aguantar  estar en lugares públicos. Su insistencia para que ella no llevara perfumes, cremas, ni lápiz labial puesto; según el, le generaban alergia.
Lloraba y no le preocupaba. Tenía una hora para hacerlo, libre, como el estilo que practicaba.
Al salir de la piscina sus ojos hinchados y rojos pasarían desapercibidos. La mayoría de nadadores los tenía igual; el cloro, los lentes de nadar. Nadie sospecharía de su inmensa tristeza.
- Sabes? Cuando nadaba, pensaba en lo que había pasado. Lloraba y escribía en mentalmente poemas. Tu recuerdo era tan vívido que me parecía verte. Hay uno de mis poemas que dice: “Tu recuerdo me visita a través de las lunas empañadas”.- le contaba Johana a Armando, el protagonista de aquella traición, 7 años después.
- No eran ideas - Le respondió tranquilamente el – Te estuve siguiendo todos estos años. En tu clases de bailes. En tu natación. Recuerdas cuándo nos encontramos en el master class de spinning en un centro comercial o en la semana del cine?. Quería estar cerca de ti. Te seguí.
Conocer la verdad de aquellos “coincidentes encuentros” no le estremeció. Le pareció tierno; acciones de alguien arrepentido y pendiente de protegerla, como en aquella ocasión en que justo acababa de terminar otra relación y él, con un correo aparecía “solo para saludar”, “para saber como estás”. Parecía ser el mensaje preciso, en el momento perfecto.
Armando no solo siguió el rastro de su ex. También se hizo presente en cada fecha importante, las cuales antes ni le interesaban. Era el primero en saludarla y enviarle regalos cada año nuevo, cada cumpleaños o navidad. Gestos a los que Johana contestaba cortésmente con un escueto: gracias!.
El  había destruido cualquier sensación en ella: amor, la ira, el dolor.

FUE una tarde de Octubre, después de largos años de lo sucedido, que conversaban en la playa. Ella le dio audiencia. Quería escucharlo hablar, mirándola a los ojos, con valentía, la que le faltó para asumir su infidelidad. Necesitaba conocer la verdad que la liberaría del peso que había cargado por tanto tiempo.
- “Eres la mujer de mi vida. Al perderte, lo perdí todo. Lo que más quería. Juré algún día reconquistarte. Y aquí estoy intentándolo. Aún conservo esa esperanza”.
Armando siguió contando lo que pasó en su vida luego de su desengaño:
Mis hermanas y mi mamá me quitaron la palabra. Se molestaron tanto que mi sola presencia les incomodaba. Me sentí obligado a irme de casa . Me fui a vivir a un cuarto alquilado. No comía. No dormía. Lloraba. Me deshidraté. Terminé en el hospital. Después pedí mi cambio en la oficina para trabajar Ayacucho, en esa ciudad que detestaba. Me exilié.
Regresé a Lima, luego de unos meses. Con la barba inmensa y bastantes kilos de menos. Mi hermana se casaba y la tenía que llevar al altar. Le regalé mis ahorros para que hiciera su fiesta. Ese día volví a casa. Mi familia me devolvió el habla. Creo que me perdonaron. Pero yo jamás pude hacerlo conmigo mismo. Sentía que no era merecedor de misericordia. Por eso nunca te llamé, ni antes, ni después. Por eso, callé.
Le contó también que se sentía un maldito. Un monstruo. El demonio. Que se hizo un polo con la cara del diablo y que jugaba sus habituales partidos del fútbol vestido así. Que no podía mirarse al espejo porque se daba asco.
Johana lo escuchaba atentamente y le exigía sin un ápice de compasión detalles de la historia aún sabiendo que tal vez lo que dijera la podría herir, aún más.
- Cómo fue? Cuéntame de ella. De la primera vez que lo hicieron. Quiero saber.
Con voz temblorosa y dejando resbalar algunas lágrimas por sus mejillas Armando continuó:
Fue en uno de mis tantos viajes de trabajo. Rocío La Corre, mi jefa, me invitó a tomar un vino a su habitación en el hotel. Ella no era bonita, era inteligente. Me coqueteaba constantemente. Acepté. Hicimos el amor. Nunca la amé. El tema fue totalmente físico. No pensé en ti. No sentí culpa.
Le contó como se vieron después varias veces en Lima. Como mantenía su imagen al margen de la traición. Le contó de ella, de los problemas que tenía con su familia, de cuando la botaron de su casa y la ayudó a encontrar un sitio para vivir.
- Sabía que tenía que acabar pronto con eso. Presentía que te estaba perdiendo. Quise solucionar todo. El tiempo pasaba y el asunto se me iba de las manos. Quería recuperarte, hacer las cosas bien. Empezar de cero. Te me adelantaste. Me dejaste. No tuve valor de retenerte. Sentí que recibía lo que merecía.
Cuando le conté a ella que me habías dejado, porque ella sabía de nuestra relación, se alegro y me dijo:
- Ahora si podemos estar tranquilos y juntos.
En ese momento la odie y me odié mas que nunca. La dejé.
- Fue mi culpa. Mi responsabilidad. Yo caí. No fui lo suficientemente fuerte. Te perdí.
Armando concluyó su confesión y lloró como niño.
Johana le contó el lado de su historia:
Me sentí muy triste al terminar nuestra relación. Pero me saque un peso de encima al hacerlo. Fue tu desamor el que me tenía muy dolida. La ausencia de tus besos, tus caricias, tu propia ausencia. Ya no soportaba dar y recibir a cambio rechazo y humillación. Me decías que era tu trabajo, el estrés y los constantes viajes los que te tenían así pero yo ya no soportaba.
Le contó que fue Gregorio, su amigo el cura, el que la animó a tomar la decisión. Cómo lo hizo saliendo de la iglesia, luego de contarle todo y llorar sobre sus hombros.
- Aló Armando, quería decírtelo personalmente, pero hace días que no nos vemos. Lo nuestro ya no va más. Se terminó.
- Estas segura?.- solo respondió.
Habían pasado apenas dos semanas y Johana se acostumbraba a vivir sin Armando. Estaba tranquila hasta que una llamada irrumpió ese estado. Era Mannie, una amiga común de ambos. La llamaba para saludar. Johana le contó del terminó de su relación.
Mannie se sorprendió con la noticia:
- Johana, lo siento tanto. Debí decírtelo antes, pero no sabía que hacer.
-  Que Mannie, decirme que?
- Estuve en una fiesta de abogados, hace poco y conocí a Rocío La Corre, una abogada prestigiosa del Estudio Gruñiz.
- Y? sigue…
- En esa fiesta Rocío irradiaba felicidad y contaba a toda voz sobre la relación que llevaba hace varios meses con Armando Barlon quien trabajaba para ella. Casi me caigo de espaldas Johana. ¡No lo podía creer¡ Se trataba de tu novio. No me atreví a contarte. Te veía tan enamorada. Pensaba que no me ibas a creer. Por eso decidí no meterme.
Cuando Mannie le contó esto a Johana ella estaba en la oficina. Su mente se nubló. Solo atinó a llamar a Armando desesperadamente y preguntarle:
- Porque me has hecho esto? Porque me engañaste? Solo dime que lo sientes, solo eso.
Johana necesitaba escuchar las disculpas de su ex amor. Quería saber si cuatro años no habían pasado en vano. Oírlo decir que pese a todo la había amado. Que sentía pena por lo causado. Lo único que recibió de él fueron palabras cortantes y frías. Un puñal insensible que apuntó directo a su corazón:
- No voy a decir nada. No voy a decir nada. No voy a decir nada.
- Cortaste el teléfono. Lo apagaste. Y me dejaste con mi soledad y dolor.

Más tarde, “como caída del cielo” la llamaba Noemí, la mama de Armando. Se acababa de enterar que ya no estaban juntos. Johana le contó lo que acababa de descubrir y ella no tuvo mejor comentario:
- Ahh! Debe ser la chica con la que asistió al matrimonio de su primo hace unas semanas, una pelirroja, la presentó como una amiga.
Las lágrimas de Johana se desplomaban una tras otra. Estaba en la oficina frente a la PC mirando la negra pantalla con el protector Windows XP pasar, una y otra vez. Sentía que parte de su vida la había vivido en una mentira.
Llamó a su jefe:
- Me siento mal, necesito irme a casa.
- Has pasado por el médico?. Que te evalúe y te de descanso si lo necesitas.- Le contestó secamente.
- Está bien, iré.
Buscó a Desilú, su compañera de trabajo, y fueron juntas. Lloraba inconsolable.
- Que tienes? – preguntó el médico de turno en el consultorio de personal.
- Es por la regla doctor – Mintió
- Donde te duele? Hace cuánto no te viene? De que color es el flujo?.
Johana lloraba tanto que el galeno se atrevió a preguntar:
- No será un aborto hija. No?
- No doctor. Solo siento mucho dolor. Me puede dar el descanso? Por favor! - suplicó
Luego de esa parodia, Pudo irse a casa. Al llegar lloró como nunca lo había hecho en su vida. Como nunca imaginó. Ahogándose. Se le iba el aire. No podía respirar. Emitía gemidos. Fueron horas, en soledad.
- Te volví a llamar. No contestabas. Necesitaba una explicación. Quería calmar de alguna forma mi dolor. Contigo, no iba a ser. De ninguna manera. Entendí.
Johana durmió por horas. Al despertar quiso hacer como si nada había pasado. Se armó de valor y fue a sus clases de ingles. Al instituto donde vio a Armando por primera vez, donde lo conoció.
- Me dolía el cuerpo, como si me hubieran apaleado o como si hubiera hecho mucho ejercicio. No podía ni caminar, Moría de dolor, físico y emocional, pero quería seguir viviendo. Sabes Armando, mi proceso fue tan rápido como intenso. Creo que fue por la violencia de la situación. Pasé de inmediato de la aflicción a la indignación.
El día dos, luego del macabro descubrimiento Johana se escapó de la oficina. Fue a la vuelta del Estadio Nacional. Donde venden flores para velorios. Se acercó a un puesto y escogió el arreglo más grande, el más gris, el más lúgubre.
- Por favor póngale de texto: “Señor Armando Barlon, espero que pueda dormir tranquilo después de lo que me ha hecho”. Lo deja en la puerta del estudio Gruñiz justo antes de la hora de salida de las oficinas.- le indicó a la señora que atendía. Pero al ver su expresión añadió:
- Pago lo que sea. Quiero ver el arreglo hoy allí.
- Pero no brindamos ese servicio señorita, los arreglos los lleva la misma persona.- contestó
Y con lágrimas en los ojos le suplicó:
- Dígame señora, alguna vez la han engañado? Alguna vez el hombre que amó con toda el alma le mintió? Quiere que le cuente de mi dolor? Usted es mujer y me comprende, lo sé. Dígame, por favor que lo va a hacer.
- Donde hay que dejar el arreglo?.Anote en este papel la dirección. respondió
- RECUERDAS ese arreglo? – Le preguntó a Armando con cierta ironía luego de haberle contado el momento más duro de su historia,
- Recuerdo la situación. Yo estaba de viaje. Cuando el arreglo llegó a la puerta del estudio. Llamaron de inmediato a mi casa. Pensaron que había muerto en un accidente. Fue todo un susto.
- Después me contaron de lo sucedido. No me molesté, para nada. Hasta me causó gracia. Pensé que merecido lo tenía. Sabes? El tema del arreglo fue tema de discusión en el directorio. Antes de eso yo era un perfecto desconocido, Desde ese incidente todos saben quien soy. Cada abogado nuevo se entera de esa historia. Soy casi famoso.- sonrió
Johana prosiguió:
- Esa noche reí. Mucho. A carcajadas. Como loca. Le conté a mi madre lo que había hecho y reímos juntas. Esa fue mi venganza, mi acto poético en respuesta al dolor que me causaste. En verdad me alivió.
- Al día siguiente, el tercer día, como Jesucristo, resucité.
Te escribí y te perdone. De corazón. Con sinceridad, sin rencor
No quería cargar con odios ni karmas. Así fue. Así sentí. Así viví. Hasta hoy.
                                                                                                                   CONTINUARA…

ESPAÑA, LOS ESPAÑOLES, YO Y EL FUTBOL
El tema del momento. Fútbol. Un Mundial más. Esta vez para mí no pasa desapercibido. Tengo un profundo interés de que gane España: Amo ese país. Amo a los Españoles.

La primera vez que viajé a España fue en 1995. Tenía 20 años. Era también la primera vez que salía fuera del país y lo hacía sola.
El instituto donde estudié comunicaciones, Charles Chaplin, me avisó de la convocatoria de becas para prácticas profesionales en la tierra de la paella, de los reyes, de la buena vida.
Me presenté sin pensarlo y a los pocos meses me dieron la noticia: “Ha sido seleccionada para Antena 3 de TV Española”. La estancia sería en Madrid en el área de producción de informativos. Ese fue uno de los momentos más felices de mi vida.
Luego de mil peripecias para juntar el dinero del pasaje (la beca incluía una pequeña bolsa de viaje) estaba sentada junto a Karen, la otra becaria peruana que había obtenido un cupo en el mismo canal, en Aeroflot, una aerolínea súper barata, apestosa, de asientos pequeños e incómodos.
Viajé ilusionada. Ansiaba conocer a mis compañeros becarios (de todo Latinoamérica y el Caribe) y ese país del que apenas conocía las películas de Almodovar.
Al llegar nos ubicamos en la Calle Hortaleza en pleno centro de Madrid. A tan solo 3 cuadras de la famosa y transitada calle GRAN VIA. Era un “piso” en un edificio antiguo y gris, con balcones en donde colgaba ropa, similares a los que hay en el Centro de Lima .
Subimos por un ascensor antiguo, de esos de madera que se cierran con una reja plegadiza. Al abrirse nos introdujo en el lugar que compartiríamos por 3 meses con nuestros compañeros: dos peruanos y un rumano.
Nos acomodamos con Karen en un cuarto que “los chicos” habían acondicionado para nosotras. De hecho resultaba extraño para mí vivir con 3 hombres. Ellos trabajaban de noche en bares y discotecas y nosotros lo hacíamos de día en el canal por lo que la convivencia se hizo sencilla.
Descubrí varias cosas en Madrid:
Descubrí que nuestras ventanas oscuras y antirruidos pretendían ocultar el lugar donde estaba viviendo; el lado más movido de la ciudad.
Aquellas puertas de día cerradas bajo los edificios eran bares, unos tras otros, sex shops y tiendas de alquiler de vídeos triple x.
Observar a los Drag Queens, los pases de droga entre motorizados, las peleas y conversaciones a gritos entre vecinas de balcón a balcón se convirtió en un pasatiempo frecuente.
Descubrí sabores inolvidables. El Pacharán por ejemplo; una especie de licor anisado que por lo barato y trepador se hizo el favorito antes de las juergas nocturnas. El cochinillo; un cerdito tierno que asado es capaz de derretirse en la boca. La Paella; la casi única forma en que los españoles comen arroz y que todos los viernes tocaba de almuerzo en el canal y me hacía no extrañar tanto la comida peruana. Los “Carajillos”; una mezcla de café con licor, “Las Magdalenas”; los bizcochitos que con el café expreso se constituyeron en mi desayuno diario gracias a unos cupones gratis que recortaba del Diario El País de la oficina. Los churros con chocolate casi como el ceviche peruano o el caldo de gallina para cortar la resaca, la tortilla de patatas. Los Bocattas (panes con tortilla de patata, jamón, calamares o cualquier cosa). El vino como compañía del almuerzo y del jamón serrano. Placeres que me hicieron ganar varios kilos de más. Bien ganados!
Redescubrí a Bosé en su ciudad natal. El me acompañaba todos los días desde la radio y en FNAC (la tienda más interesante de libros y discos en España, al menos para mí) conocí, musicalmente, a sus compatriotas: Pedro Guerra un cantautor feito pero con una voz melodiosa, Presuntos Implicados, Cómplices, Luis Eduardo Aute, Ketama, Los Flores Lola, Antonio y Rosario, Luz Casal, las canciones caletas de Mecano y muchos autores más que aún sigo.
Por otro lado hubo lugares en los que me descubrí a mi misma.
El Parque del Retiro fue uno de ellos. Mi refugio los fines de semana. Para escribir poemas y cartas.Para añorar a mi país. Para ver artistas callejeros, violinistas, mimos y cantantes y contagiarme de su energía creativa.
Viajar en metro desde el centro hasta San Sebastian de los Reyes, lugar donde quedaba Antena 3, también contribuyó. Un largo tramo en bus en el que podía pensar y observar las calles más allá de la ciudad, las banquitas, las construcciones de ladrillitos, parques para niños y pequeñas plazas tipo plaza de toros.
Fue en mi calle, en Hortaleza, donde me atreví a entrar sola a un bar. A sentarme en la barra, a pedir un trago, a observar y a dejar la vida pasar un poquito, sin pensar.
Así, en Madrid, y en otros lugares de España descubrí de todo un poco pero por sobretodo descubrí a LOS ESPAÑOLES.
Discriminaré y hablaré de los Españoles refiriéndome exclusivamente al sexo masculino.
Descubrí que me gustaban mucho, empezando por su voz. Me derretía al escucharlos hablar y al verlos !Ni hablar!. De tipo latino la mayoría: blancos y de cabello oscuro, siempre modernos en su vestir y con personalidad: directos y claros, mandados, divertidos, ingeniosos, graciosos, buenos besadores, inteligentes y apasionados.
- Van a salir a ligar? - Nos dijo uno de nuestros roomates una de las noches que planeamos “salir de bares” o de “marcha” como se dice a la juerga española.
Ligar, era conocer, en el sentido más simple de la palabra. Esa noche ligué con Juan Antonio, es decir lo conocí.
Tras haber recorrido unos cuantos bares,como se acostumbra a hacer (tomar en cada uno un trago y de allí pasar a otro) llegamos con Karen a un bar latino. Nos recibió “El Meneíto” canción de moda y que tenía un baile peculiar del que nos aprovechamos para trasladarnos desde la puerta hasta la barra del bar. En esas de avanzar bailando terminé delante de mi lindo españolito; delgadito, blanquito, pelo ensortijadito. Lo recuerdo bien.
Bailamos, bebimos y nos conocimos. Salimos ebrios de allí con Karen y otro de sus amigos que acababa de recibir su cumpleaños número 23. Era de madrugada y a todo cantar Juan Antonio me recitaba su número telefónico 313.1373, 313,1373 motivándome a que lo memorizara. Caminábamos por las calles de Madrid abrazados, rumbo a casa. El número quedó grabado en mi mente. Así como la imagen de Juan Antonio con quién salí varias noches más y con quién conocí más marcha, más diversión y con candor, el amor!!
Estuvo también “el pintor”. Que conocí en Gandía un balneario en Valencia algo más lejos de Madrid. Fue también en una noche divertida, de marcha, de cielo azul súper estrellado.
Lo observé de lejos en un bar y me quedé impresionada. Era grande, musculoso y bronceado. Era hermoso.
Vestía un jean y un polo blanco algo ajustado. Tenía el pelo liso y castaño algo largo y una sonrisa espectacular.
- Amor a primera vista.- pensé
En el tumulto de la gente del bar lo perdí de vista. Y entre tragos y bares rogué volver a encontrarlo. Y así fue. En el Bar que precisamente llevaba el nombre de la Parroquia a la que yo pertenecía en Perú “Santa Rita”.
- Gracias Santa Rita, tu has hecho el milagro.- me dije.
Esta vez el me miró y se acercó. Y lo conocí y me volví a enamorar. Me impresioné de su belleza espectacular y admiré su habilidad de pintor, hasta que me aclaró cuando le pregunté sobre su estilo:
- Soy Pintor de Brocha Gorda, de fachadas.
Fue entonces que lo quise adoptar. Le propuse ser su manager, traerlo a Perú y hacerlo modelo, llevarlo a las pasarelas. Pensaba que el chico estaba perdiendo plata y de alguna forma a mí ¡No me interesaba un pintor de fachadas!!! Noooo!!
Esa noche me perdí. Me perdí de Karen o ella se perdió de mí. Y caminé con mi pintor mirando el cielo estrellado y sintiendo la brisa Valenciana. Feliz.
Así y, omitiendo detalles que me guardo solo para mí, descubrí la parte más intensa de España con sus Españoles.
Hoy empezó el mundial. El equipo Español está allí y es uno de los favoritos.
Será porque dentro de poco haré un viaje con parada obligada en esa tierra, como de costumbre cada vez que viajo y la ruta pasa por allí y porque por pura "causalidad" mi estadía coincide con las fechas de la semifinal y final del mundial me he puesto a recordar.
Nunca, nunca antes (lo juro) me había interesado el deporte rey como hoy me interesa.
Me enganché en sus dos primeros partidos. Tengo mi cartilla de fixture y seguiré con emoción cada fecha cruzando los dedos para que la madre patria llegue a la final.
Si mi deseo se volviera realidad. Me visualizo en la plaza del ayuntamiento de Burgos, con mi champagne en mano, rodeada de una multitud de gente, siguiendo minuto a minuto en pantalla gigante el partido decisivo, mirando el reloj que marca pocos minutos para terminar. Al poco rato el grito de Gooooooollllllllll y el pitazo del tiempo final. Entonces la euforia y la felicidad y esas ganas de festejar. El español churrísimo que tengo al lado, ese que me faltaba conocer, se acaba de voltear y me da un beso de victoria de nunca acabar
España no puede parar y yo tampoco. Ha ganado. He ganado. !Hay que celebrar!
Junio 2010

POEMAS DESPUÉS DE LUNAS
                                                  I  
Silencio. Frontera del miedo.
El bagaje que llevas. Se de su peso.
Quisiera creer que nos alineamos en paralelo.
Aunque si pudiera hacer flash back. Lo borraría.
A su palabra asesina. A sus embusteros besos;
telaraña de su infierno.
Yo y mi cultura de candidez.
Yo y mi afición por creer.
Estás probando del Cáliz del que te hablo?
Callas como la mayoría.
Dame permiso. Tengo estrategias para ablandar corazas.
Guarde leves secuelas de lo vivido.
Así puedo calzar en tus zapatos, los de otros.
Entenderte.
Quererte.

                                                            II
 Vuelo sobre el océano, su rugido inunda mi cerebro, son  restos de promesas.
Que la arena me trague, escarban mis pies en intento.
Que me absorba entera hasta su profundidad
¡ Quisiera tocar el mar ! Ser alimento de los peces,
confundir mi tristeza con el azul,
soltar mensajes sutiles que la gente oiga a través de caracolas.
Que el amar me lleve lejos de todo que me abrase el alma.
Mis ojos, tus ojos.
No tengo escape. Ni esperanza. 

                                                   III
Amaneces. Amanezco. Conecto mi corazón. Café a mil. Tiene que seguir latiendo. 
Debe haber Alguna forma de  encontrarte.
Su olor, arábigo. Su cuerpo, amargo en boca, dulce al borde de mis labios. 
Que hierva, que me incendie. Quisiera morir en el pecado.
Una, dos, tres, cuatro tazas.
Exaltar el corazón.
Que lata hasta el hartazgo.
Falta el amor pero hay  semillas negras..       

                                                       IV
 Aquí. Pasando la vida. Ojeando este libro impredecible. 
Aquí. A regañadientes. Con la certeza de que no hay otra opción.
Con las huellas dactilares desgastándose en intento de encontrarte. 
Ciega. Estoy ciega.
Sentir es un recurso desesperado, desalmado. 
No saber la realidad. 
Vi. Me cegué y aquí, estoy.
                                                       V
 Traspasa la línea tu silencio.
Deliro con el sol de la mañana.
La luna nubla mi mente.
Escribo porque me brotan las palabras. 
Es inconciente tu imagen en mi mente. Es locura el amar en el desgano. 
La cerilla no quiere ser encendida.  

                                                        VI
Susurra la muerte a mis espaldas, me río, la percibo tan cercana.
Acaricia mi pelo; tiemblo. 
Es menester de los dioses despertarme cada mañana?
Sabrá la vida registrar mis impresiones?      


                                                        VII
Kina, mi perra, escarba un enorme hoyo en la arena y yo en el fondo de mi mente.
Hay legañas mentales que se encaprichan en seguir. 
Destapar  las heridas es doloroso como pronunciar el nombre de la desdicha. 
Habrá quien me tome de la mano?.
Recoja del suelo mis cenizas?.
Alumbre el sueño vapuleado?. 
Despierte mi corazón algún día.
Reciten mis labios maltratados:
¡Que alcance el pan hasta diciembre!
No quisiera vivir nuevamente, el paso de una felicidad con prisa.

CONFIESO QUE HE PECADO
Ave maría purísima padre.
Sin pecado concebido.- confiesa hija
Padre… he cometido pecado… hoy viernes santo. Se supone que es día de abstinencia y le he deseado. He recorrido su cuerpo de cabeza a pies, me escondí bajo sus pliegues. He querido borrar huella de mi acto.  
  Acaso fue premeditado?.  
Totalmente; Planeado, pensado y consumado. Recorrí desde antes el escenario del crimen, con mi aliento, a tientas con mis dedos, con labios cautelosos, con mis ojos cada rincón, acerqué mis oídos a su pecho para percatarme que vivía y medir el volumen de su corazón. 
Ha sido cruel?
.. cruel y malintencionada. Invadí su espacio, me introduje en su sueno. Lo llene de calores e hice estremecer su cuerpo. Le he despertado sensaciones que tenia dormidas, su miembro. He cometido idolatría.  
Dígame, acaso no sintió compasión por este hombre que dormido ignoraba su pecado?                                             
 En Absoluto. Actué basada en sensaciones. El sol de la mañana que me quemaba la piel y una suave brisa me arrastro hacia el, como poseída para gozar de su presencia, de su cuerpo. Mi alma estaba sedienta y desvergonzada. Me deje llevar. 
Es consciente del alcance de su acto?   
 No lo se,  pero quisiera imaginarlo. Sus poros abiertos, su piel erizada como su miembro, la respiración alterada, mirada clavada al cielo buscándome en el universo de su mente, un segundo de estado catatónico que termine en una explosión de locura  la búsqueda ensimismada de mi presencia.  
Sabe que ha pecado de lujuria?        
Claramente. He querido llevarlo al fuego de mi infierno para que sienta mi incandescencia e intente calmarla.
Se arrepiente de su pecado? 
No. Lo volvería a hacer. Una. Mil veces más, padre. He pecado pero siento que he alcanzado el cielo. 
Penitencia?. Tiene idea de alguna penitencia para subsanar este pecado hija mía?. 
Que tal un padrenuestro eterno?. Porque deseo  estar en su cielo, santificarme en su nombre, gozar de su reino, hacer  su voluntad y no la mía. Brindarle el pan de cada día, beber de su sangre y comer de su cuerpo para resucitar a la vida.

CRÓNICAS DE LOS VIERNES SOLIDARIOS - HOGAR DE CRISTO

DÍA 1: EL PRIMER VIERNES (07 de Marzo de 2003)
10 y 30 de la noche...2 bocinazos que hicieron a mi corazón dar un salto de la silla donde terminaba mi cena light (ensalada de fruta y pollo sancochado) luego de la consabida rutina de ejercicios.
Con esa emoción y sobresalto, la “cabeza mojada” se dirigía a realizar una acción social llamada “Viernes Solidarios”, actividad promovida por el Hogar de Cristo, institución que a decir de nuestro querido Arzobisto Cipriani no tiene nada que ver con la Iglesia.
Pasamos, la Vía Expresa, la Plaza Grau, San Martin. -Lima de noche luce elegante...me decía.
Vestida de gala con su traje de luces amarillo... la 3 veces coronada ciudad de los reyes no deja entrever lo raido de su traje....
-Este es el Puente Trujillo?- pregunté al taxista que me conducía a la “Hospedería de los Milagros”  (el punto de encuentro de la actividad), que según nos comentaron despues lo donó el gobierno...
-No, me respondió- estamos bajo Polvos Azules
Definitivamente Lima nunca había sido mi zona y menos de noche.

Llegamos al local, verde, verde esperanza. Esperanza para aquellos que nunca antes acostaron su cabeza en un cojín y que solo conocían los olores nocturnos de la rivera del Río Hablador.
 La Hospederia de los Milagros hace poco inició la labor de acogida de indigentes “limpios” (que ya no consumen drogas o alcohol) y que no tienen donde pasar la noche. Pero es tambien el lugar de reunión de los voluntarios de los viernes...

-Firma la lista de asistencia y espera- me dijeron.
La puntualidad no es costumbre de los peruanos, recorde...mientras una mezcla de gente joven, mayor, de variados colores y tamaños se hacia presente.

Los Coordinadores del programa nos condujeros hacia un salón vacío y nos dieron las pautas necesarias para empezar. Pocas pero suficientes como para animarnos o desistir de la labor: No invitar nada, no dar un centavo de dinero. No intervenir si veíamos peleas, No dejar que nos abracen mucho (bajo los efectos del terokal hasta los mas pequeños pueden ver alteradas sus hormonas), no tocar heridas y hacer caso al coordinador al llamado: “Todos a las ollas” si el lugar se presentaba “cargado”   y era momento de emprender retirada.

Luego de despojarnos de nuestras pocas pertenencias (para evitar aflorar las artes de nuestros beneficiarios) nos dirigimos hacia el salón mayor donde nos dividieron en dos grupos por zona.
-“Zona 1 al parque Universitario!”- indicaron.
Allí estaba yo.

Nos presentamos frente al grupo de los  voluntarios antiguos y luego de repartir las labores, entrega de comida, guardaespaldas, lavado de manos y oraciones bajamos al salón central a encontrarnos con la gente de la zona 2.

Nos tomamos de las manos para hacer una oración mientras unos cuantos voluntarios terminaban de preparar los panes con jamón y el refresco de naranja. Muchos rostros iluminados, una mesa con “la cena” en preparación y una virgencita sobre un banquito, apenas iluminada por una vela.
Con silencio y sencillez empezaba la noche.

Al salir a la calle nos esperaba un camión al que subimos en una plataforma. El carro todo cerrado y  de madera me hizo sentir un judío siendo transladado a su ghetto. Tonta comparación, pero lo pensé.
En la esquina del camión estaban las dos ollas con la cena, las bolsas de pan y el refresco...”Dios ha de tener que hacer el milagro de la multiplicación”-pensé.

 “Jesucristo, Jesucristo yo estoy aquí....“llevame donde los hombres......”entonaban un grupo de voluntarios acompañados de una guitarra camino a la Zona 1. Un compañero de grupo, nuevo también, me dijo entonces
-¿Te has dado cuenta?, todos somos diferentes, pero tenemos el mismo entusiasmo y la misma idea de lo que queremos hacer-. Si, le respondi

Nos alejabamos de la base, y pasamos por calles que nunca habia visto. El carro se detuvo y bajamos. Me pregunté donde estaba la gente, pues la calle se presentaba solitaria. Estabamos en Lima, cerca al Parque Universitario (cerrado por Castañeda, nuestro nuevo alcalde dice que para erradicar a la gente de malvivir), junto a una hermosa iglesia amarilla iluminada y reconstruida por Luz del Sur...

Los nuevos voluntarios? Nos miramos y saludamos, tal cual los antiguos, a los primeros beneficiaron presentes...3 viejitos compadres de ropa raída, negra y con el rostro sucio..el común denominador.... En la sobriedad de la noche Lima no permite colores.
-Mucho gusto mi nombre es Jessica-- me llamo Ermenina pero me dicen Mina- que tal?cantaban presentaciones improvisadas.

Como llamados por el viento empezaron a llegar, los componentes de Lima, aquellos que le hacen sonar el estómago, aquellos que le fastidian, que le duelen, que la hacen oler mal: pirañitas, prostitutas, indigentes, jóvenes madres con niños, niños con rostros de viejos, viejos que sonreian como niños...

Me dirigí a un grupo de adolescentes, en realidad resultaba difícil adivinar la edad de aquellos a quienes la vida los había envejecido...su cuerpo puede resultar pequeñito, pero su rostro que ha visto y pasado muchas cosas ha perdido años y vida. Me presente a dos...uno no respondió el saludo, el otro se tendió en el suelo y cogió su bolsita de Terokal
-Mervin!, la bolsita-, le dijo Rosamaria, una de las coorrdinadoras
Mervin la guardóbajo su polo que le llegaba a las rodillas.
Ellos saben la bolsa o la cena. Y aunque prefieren la bolsa, el hambre aprieta.
Un voluntario se echó a su lado..
-hace sueño no? -le dijo...
-Si estoy cansado, respondió entre dientes y en un instante de lucidez Mervin.

Mina, César y yo, 3 novatos en estas labores, nos presentamos ante Mervin y un morenito que no quiso decirnos su nombre....
-Te llamas Mina. Como las minas? dijo y sonrió.
Llegó otro chico y como respuesta a mi saludo escuche una burda imitación.
Luego llegó Manuel. Mayor, limpio, tímido, con su gorrito de beisbol. El no parecía de la calle, salvo por una cicatriz inmensa que dibujaba el lado derecho de su rostro. Hablaba lento y se le veia calmado vino acompañado con alguien que  nos pidió una canción... -Canten soy rebelde!..
.-Soy rebelde? Cual es esa? -nos preguntamos?
-La de Janeth?- nos miramos y empezamos a cantar como gatos en la noche que tienen que aullar porque sale la luna.
Nosotros teníamos espectadores que complacer. Nunca supe si se estaban burlando o realmente querían escuchar un canto......
”yo soy rebelde porque el mundo me hizo asi, porque nadie me ha tratado con amor....”entonamos
Luego vinieron los pedidos ...!Dina Paucar!,!Roberto Blades!, ¡Detalles!...un voluntario propuso cantar una de Libido y otro mas avesado empezó a entonar “A quién le importa” canción de Alaska y Dinarama”.
-¿A quién le importa? dijo nuestro oyente y añadió
-no te importa? entonces me voy.
Se paró y se fue. Creo que no entonamos bien.

Empezaron a servir la cena y los encargados de ello traían los platos. Mismo mozos, serviciales y alegres. Esta vez no habría propina, pero si mucha ansiedad por recibir el deliciosos platillo;Aguadito;..olia bien!!

Luego de una pequeña frustración como cantante, decidí sentarme a conversar y encontre a Joaquín...quien nos hizo adivinar su nombre....y quién adivinó los nuestros.....
-Haber adivina- le dijo mi compañero- me llamo ce...con ce y ese...
-Te llamas celular?.- Joaquín le preguntó -Que celular eres? Tim. Nokia. Telefónica?, Mi hermana tiene un celular, es un sapito, está bien bonito...nos contaba...
Cuando pude descubrir su acento charapa encontre un gran tesoro y punto de partida para la conversación...
-Soy de Pucallpa... respondió a mi pregunta.

Joaquín hablaba con entusiasmo, tenia 14 años y era menudito, morenito de cabello ensortijado oscuro y ojos brillantes. Me contó que la Bella Durmiente (cerro conocido por su forma y que se encuentra en Tingo Maria) le daba miedo, que un dia sintió que lo despertó y que la confundió con su mama...
-La Medusa es mala..nos decía. Su imaginación volaba.
Joaquin traia shorts y por el forro que chorreaba hasta sus rodillas se dejaba ver la botellita “Chiki” de Terokal que él como todos las traían, bajo el pantalón, la camisa o la manga.
Cuando estan con los voluntarios, ellos saben que no pueden consumir. Pero los efectos estaban.
Mientra comía me conto cuando cazaba Sajinos con su papá, de las Anacondas, de las hormigas culonas, de los Suris.¡Unos gusanos bien ricos eran!- comentó sonriendo.
Intercambiábamos. El sus experiencias y yo, mis escasos conocimientos y multiples preguntas acerca de la Selva.
Un antiguo voluntario me miraba y hacía preguntas entusiasmado con mi platica.
-Realmente has comido hormiga Culona?, Estuviste alli en la época del terrorismo?
Poco caso le hice, mi atención era solo para Joaquin. Niño bonito. De la selva su fugitivo. El comió, dos platos de aguadito, tres panes con jamon, dos refrescos y me contó varias historias deliciosas de su vida, de su Pucallpa, antes que viniera a la capital.
Terminó de comer,  se paró y se fue.
-Joaquín,chao.. le dije, antes de que lo dejara de ver...  

Caminé buscando otro beneficiario con quien compartir. Me acerqué a la cola donde unos voluntarios ayudaban a la gente a lavarse las manos para empezar a comer...
-Tú faltas.. le dije a uno...
-Yo no me lavo las manos, me respondió,
-Vamos! Aunque sea para dar el ejemplo!.
Jaló a dos más y se pusieron en la cola, mientras veía llegar una joven embarazada que también tenia su bolsita bajo el brazo y los ojos dispersos, una madre con dos niños, y un entusiasta cantautor que entonaba una canción sobre su espera en la cola para lavarse las manos.
Me dirigía a donde habían dos jóvenes de 21, ambos chiclayanos. Según nos contaron habían huido de  su ciudad buscando mejoras y se encontraron con Lima..
-”Si me hubieran dicho que era así.. me hubiera quedado allá, pero ya no puedo regresar” manifestó uno con cierto gesto de resignación
“Yo si voy a regresar, mi mamá ha venido a recogerme, en una semana me voy, acá esta jodido” nos comentó el otro.

Conversamos cortesmente. Cuando venían sus amigos la tranquilidad se alteraba un poco. Se amenazaban con frases burlonas y fingían el inicio de una pelea e iniciaban conversaciones de las cuales solo nos quedaba escuchar ...
-¿donde ta’ el Culebra?
-En Luri, se lo llevaron-...
-Buena menudo!- saludaron a uno que parecía rockero, bien vestido y con corte de moda
-Pareces rockero- le comenté-...tocas algo?
-Solo tocó las billeteras de mis agraviados- me respondió riendo...
En eso llegó Magaly una chica joven, pulcra, recatada y bien vestida:
-Hace un mes sali de mi casa. Yo vivía en Mayorazgo en La Molina. Ahora vivo en la calle. Me pican los pies por salir. Acabo de terminar con el Loco Torres. Estuve enamorada un mes con él, pero nos peleábamos mucho. Un -Oeeeeee no me toques- interrumpió la historia que nos contaba cuando un compañero le agarro la cabeza......
-eeeeee si ya te tocaron todos- le respondió su amigo!
-Me acompañas a la plaza? -le dijo sonriendo a ese chico cuyo nombre nunca supimos-
-Sí, respondió aspirando su bolsa. Y se fueron perdiendo en la oscuridad de la calle mientras sus amigos hacían mofa de ellos.

La noche avanzaba y ya eran casi las 2...el coordinador anuncio la oración de despedida. Nuestros amigos finales no querian ir a hacer el circulo y tomarse las manos.
-No creo en Dios me dijo Cotito. No creo en nada...
-Vamos! aunque no creas solo hazme el favor de escucharme. - le dije casi suplicando.
Tomé su mano y nos unimos al circulo que alternaba beneficiarios y voluntarios.
Eramos casi 70. Frente a esa iglesia bonita, en la noche oscura y sin estrellas de la Lima, de vestido de luces raido.

 08.03.03

DIA 2: EL SEGUNDO VIERNES (14 de Marzo de 2003)

"El que tiene miedo, pierde". Esa fue la frase resumen de mi segunda experiencia como voluntaria de los viernes solidarios.


Exprimíamos limones para la chicha y repasabamos nombres de los beneficiarios que conocímos el viernes anterior pensando en reencontrarnos con ellos. Eso hasta que el coordinador anunció que cambiaríamos de zona.


Salimos del local rumbo a la Zona 1, un patio pequeño junto a la Iglesia Colonial "San Agustín". Eran las 11:00 pm y las calles estaban atestadas de gente, sobretodo el puente que cruza el Rio Rimac. Algo me indicaba que esta experiencia sería diferente.


En el camino chicos, jóvenes y niños se acercaban emocionados a los voluntarios antiguos, los abrazaban y los besaban dando muestras de cariño.


Llegamos al lugar indicado y unos gritos ensordecedores nos daban "la bienvenida". Una señora reclamaba ante unos policías que la dejaran ingresar al edificio ubicado en la esquina de la plaza. Vociferaba insultos y amenazaba con romper las puertas de vidrio del lugar. Su madre, una anciana, la observaba y un niño (tal vez su hijo) trataba de impedir el escándalo.
Los beneficiarios del lugar (que se asemejaban a una gran comunidad o familia compuesta por padres, niños, jóvenes y hasta perros) no estaban acostumbrados a discusiones ajenas a las que se daban entre ellos.


Mientras nos tomabamos de las manos para hacer la oración inicial algunos entre dientes refunfuñaban


-Callenla! Esa señora tiene el demonio metido adentro!; Boten a esa loca del demonio!,  Que hacen acá?, ustedes no son de este lugar!.


Luego de la oración "los chocolatines" salieron a nuestro encuentro. Ellos eran 8 hermanos morenitos de entre los 2 y 11 años. Junto a ellos otros niños y niñas buscaban brazos, besos y juegos
- Cárgame y dame una vuelta-  se escuchaba por doquier.


Unos cuantas juegos y malabares con una de las "chocolatinas" fueron suficientes.
- Los niños no son mi fuerte.-pensé.


En ese instante oí una voz que me saludaba con seriedad y respeto.


-Hola soy Julio César.


Podría decirse que Julio César era la "biblia" de la calle. Su vida y experiencias resumia la de muchos de lugar.


-"Ustedes hacen una hermosa labor, trabajan en la parte afectiva, pero también se necesita disciplina".-comentó


Nos contó de su inicio en el mundo de la delincuencia y las drogas a los 13 años. De su matrimonio con una doctora que lo dejó cuando el optó por el malvivir y, dando muestras de sus dotes, empezó a hablar en portugués, idioma que aprendió en su estadía por Brasil. Mencionó también su paso por EEUU, lugar donde por primera vez se inyectó heroína.


- Desde esa vez me volví adicto. Caí en lo mas bajo.
- Donde la conseguías en Lima? .- Le preguntó sorprendido un voluntario
- En el Barrio Chino. Ahora también se vende allí. Si quieres te llevó y te enseño. Contestó
- ¿Y como la pagabas?Tengo entendido que esa droga es cara no?.-siguió indagando el voluntario


- Bueno pues, te digo la verdad, yo delinquía, pero !ojo!, yo no robaba como estos delincuentes de ahora (señalando a la gente que nos rodeaba). Ellos roban a cualquiera y te pueden matar por un reloj o una zapatilla. Yo jamás le robaba a las mujeres, jamás le robaría a esta dama - dijo señalándome. Si veía una dama con su padre o su hermano, yo le robaba a ellos. Me metía con los fuertes nunca con los débiles.- añadía justificándose.
Con mucha seguridad añadió:
- Señorita. Nosotros nos vamos a encontrar en el cielo. !Acuerdese!. Yo le voy a abrir la puerta y le diré: !Usted fue la que me dió un plato de comida!....pero si la señorita parece un angel no amigo? Dijo mirando a mi compañero.
- Usted sabe, a mí también me dicen el angel, pero el angel caido, osea sin alas. Asi me decían en la carcel. También 21 vidas. Mire mire mi cabeza.


Y me enseñó lo que parecia una asequia por donde habían corrido varios riachuelos.


- Toque. Siente?. Tengo miles de cirugías.Todas de peleas.Me han querido matar varias veces, pero Dios todavía no quiere que me vaya. En cambio si se llevó a mi hermano gemelo que estaba también en la cárcel. El era peor que yo. Pobrecita mi madrecita siempre renegaba: "Dios mira lo que he hecho"
La cárcel es muy dura, cuando entras te quieren violar.He matado. Así con cuchillo (y hacia un gesto como incandose el pecho). Quiere ver mis brazo?. Toque los agujeros de la inyecciones de heroína? Siente?.Insistía.


Debo confesar que sentia temor. Ese hombre de cincuentaitantos, moreno de ojos claros y buen floro tenía mucha razón en ciertas cosas. Era como un sicólogo callejero. Percibió mi temor y me dijo:


- Ahhh..Vi su miradita. Le da miedo el de atrás no?.Yo tampoco comprendo a los terokaleros. Es que no he probado terokal. No tenga miedo, el que tiene miedo pierde.


Con esa frase en mi mente decidí dar pausa a la conversación. Para calmar un poco mi evidente nerviosismo me puse a servir el plato del día: lentejas.


Traté con otra gente; ancianos que llegaban luego de un largo día recorriendo las calles. La mayoría de ellos jalaba sus cartones y bolsas (camas improvisadas) que usarían para la dura noche.


Tenian hambre, repetían la cena. Daba gusto verlos comer y sonreir, bromear, agradecer y pedir con los modales que la crueldad de la vida todavía no les había quitado.
De vez en cuando algun niño te cogía de sorpresa la mano o te abrazaba. Les bastaba tu sonrisa y una caricia para retirarse. Eso los llenaba.


21 vidas, el angel caido, me llamaba cada vez que pasaba por su lado y no dejaba de mencionar frases elogiosas hacia mi persona o de cogerme de la mano.


- Si tuviera una nueva vida, yo me casaría con la señorita.- le decia a otros voluntarios
- Por mi madre yo la protegería las 24 horas del dia.


A pesar de sus elogios mi desconfianza no cesaba. No era su forma de actuar pues siempre se mostró respetuoso y cortés, sino eran sus historias macabras, el alarde que de ellas hacía y la combinación que les daba con frases bíblicas.


En un momento ví a un joven de unos 14 años, delgado y de rostro pacífico que se atragantaba un pan. Me hizo el gesto de que quería algo para beber. Le pregunté su nombre y el esperó pasar los alimentos para responderme. 21 vidas al observar esto grito:


- Terokalero malcriado deja tranquila a la señorita!
El joven me jalo del brazo hacia un lado para evitar escuchar los reproches y, en medio de los efectos del terokal en su delgado cuerpo, me dijo su nombre y agradeció el que le prestara atención.


Mas allá, otro joven presenciaba los hechos. Este tendría 25 años. Era de aspecto flemático, ligeramente amanerado,delgado, alto y con el cabello negro muy oscuro y despeinado. Tenía una sonrisa ancha y ojos traviesos. Vestia graciosamente con una gorrita , shorts largos y polo ancho. Su cuerpo encorvado acompañaba con movimientos sus repertidas sonrisas las que intentaba tapar con ambas manos para que 21 vidas no se diera cuenta.


- No le hagas caso- me decía - Se cree el sabio, siempre miente


Aun así, este parecia ser el único amigo de 21 vidas, su confidente, su acompañante.


Cogía con las dos manos algo que parecía ser un tesoro. Era un polverita forrada con seda china y bordados rojizos lo que miraba una y otra vez. Volteó hacia mí y me enseñó lo guardaba dentro: un condón.


- Protección.-me dijo sonriendo picaramente y me enseñó también un volante que un centro médico de dudosa reputación le había entregado. Allí se hacian despitajes de Sida.


- Me han invitado a que vaya, pero seguro debe costar no?- añadió con gesto de resignación.


Mientras las horas pasaban las ollas de comida no se acababan. La gente repetía una y otra vez y era reconfortante poderlos satisfacer.


Más allá un grupo de señoras llamó mi curiosidad. Con gran habilidad manipulaban unas tiras de cartulina que sacaban de una carretilla y las depositaban en grandes costales negros.


- Tenemos que sacarle el plastiquito que cubre al cartón. Entonces podemos venderlo para reciclaje.- me explicaban realizaban la  tarea hábilmente.


Mas allá 3 ancianos sentados en una banca terminaban sus lentejas. Me preguntaron como debían hacer para recibir los tickets de comida que la hospedería reparte.
Para buscar mas información me acerqué donde la coordinadora quién estaba con 3 jóvenes; dos chicos y una chica que nunca dejo de inhalar terokal de la botellita que escondía bajo el cuello del polo. La joven, agresivamente criticó el sistema que tenía el Hogar de Cristo para la entrega de estos tickets. Se repartían en la hospedería a las 6 y 30 am para ir generando responsabilidad en los beneficiarios, para alcanzar estar a esa hora debían  dormirse temprano la noche anterior. Reducian su ingesta diaria de drogas y terokal. El que conseguía ticket de desayuno podía tener el del almuerzo y el que iba al almuerzo tenía derecho a cenar. No debían saltarse ninguno de los alimentos.


Mientras escuchaban como funcionaba el sistema de alimentación otros dos se sumaron a la queja inicial.  Me pidieron chicha y cuando regrese a dárselas escuché que tenían planeado trabajar "con moto" al día siguiente (haciendo gestos de esa modalidad de robo).


- Gracias! Me has caído bien, espero volverte a ver .- me dijo uno de ellos al despedirse


La noche terminaba. Busque un rincón de mas calma y encontré una banquita donde un niño y un joven voluntario observaban silenciosos el panorama.


- Ya estaba durmiendo pero los ruidos me han despertado.- fue lo primero que me dijo


Eduardo me contó que tenía 11 años y que como todos los viernes había escapado de su casa para pasar la noche en la plaza.


- Huele a mucha droga no? - comentó
- Sí.Tu te drogas?- le pregunté
- No. Y señalando al grupo de niños, madres y ancianos .
- Ellos no se drogan, pero el lado de allá- señaló a los jóvenes- siempre están fumando terokal


Eduardo mostraba tolerancia ante lo que veía y cierto grado de madurez. Dijo que nunca consumiría


- Ojalá puedas ser firme en tu propósito.- deseé
- Yo no soy amigo de nadie de acá. Siempre estoy solo. Si me ofrecen les digo que no.
Ves a ese chico de camisa a cuadros?. Siempre me dice para ir a dormir arriba, que vaya con él. Cuando me molesta mucho le digo al policía - señaló al policía que cuidaba el edificio- y me deja en paz.
- Usted es policía? me preguntó.
- No, porqué?
- Por su pelo chiquitito
- Yo quisiera ser policía


En eso hicieron el llamado para hacer la oración de despedida..
- Vamos Eduardo? - lo cogí de la mano
- Sí, respondió. sacando las piernitas de dos costales donde las tenía metidas para abrigarse y se disculpó por no tener sandalias
- Me las robaron en la mañana, no me di cuenta y ya no las tenía.


Nos tomamos de las manos y rezamos un padrenuestro. Nos despedimos con un beso y ante el consejo de otro voluntario Eduardo decidió cambiar de banca para dormir.


- Creo que acá hará menos viento.- dijo tendiendose


- Nos vemos el próximo viernes, ha sido un gusto conocerte y sabes? Estoy segura que cuando seas grande serás policía


Muchos beneficiarios y voluntarios nos retiramos del lugar. Encabezaban el grupo los chocolatines. El papá caminaba delante de todos, los varones jalaban una carreta con botellas vacías y cartones, los más pequeñines seguían buscando los brazos de algún voluntario, una caricia, un juego.La noche se presentaba joven para ellos que tenían mucho por recorrer aún.
 14.03.03

PROFECIAS
KC2. Tenía los ojos fijos en el techo. Se retorcía de dolor. Y recordaba, años atrás esa misma habitación donde fue testigo de cómo el dolor  podía destrozar un sano cuerpo. Pero esta vez el vivía la escena en carne propia.

Sus bíceps fortísimos y rigurosamente trabajados en el gimnasio se aferraban a los bordes de la cama cada vez que las punzadas en el bajo vientre lo atacaban.

Atrás había quedado el hombre fuerte porte de guardaespaldas. La naturaleza le dio la oportunidad de cuidar del  mundo y no supo hacerlo ni consigo mismo.

Las sabanas estaban empapadas, esta vez el sudor no era producto de placer. Las inyecciones intentaban  disminuir su martirio pero poco podían hacer. Era una lucha constante entre  agujas que se partían al querer entrar en sus músculos. Metáfora perfecta de gran parte de su vida. Todo aquel que había intentado acercarse a él  para salvarlo solo pudo hacerlo superficialmente  y terminó mal herido. Tanto o más podía el mal en KC2 que en su inconsciente rechazaba la medicina.

 En que momento se jodió KC2?

“KC2 en el fondo es un  hombre bueno” se repetía su madre todos los días y las pocas personas que lo querían y las pocas personas que querían guardar una imagen menos maligna de este personaje.

De niño KC2 experimentó la ausencia. Era un niño dulce y retraído, tranquilo, estudioso. Jamás pronunció mentira alguna. Creía en Dios y rezaba por su mama, por su papa, por sus hermanos.

KC2 era bueno y no comprendía porque Dios lo separaba de las caricias de mama a tan temprana edad. Tuvo que vivir un buen tiempo alejada de ella. Tenía al padre al lado y se divertía con el porque, cercano a la adolescencia,  aprendía el prototipo de un chico bien, de hombre macho, el que sabe conquistar a las chicas, que no pierde en las peleas y que sin ser el más acomodado puede conseguir lo que quiere.
KC2 entonces se olvidó de Dios y bajo esa mirada tierna e inocente confundía a la gente. Era como un angelito herido que todos querían recoger, ese  efecto causaba  su fragilidad aparente.

Quién lo diría!
Más pronto de lo pensado la vida le pasaba la factura a KC2 por el daño que hizo a muchas mujeres que dijo amar. Esta vez las tuvo juntas por una vez y no muertas de celos por su mal amor. Las tuvo juntas en oración pidiendo por el alma de este señor que agonizaba de dolor. El podía sentir cada rezo como un exorcismo, casi como  una pasión. ¿Porque no se detienen? Se preguntaba.
Era el efecto del Karma.

Mamá. Seguimos rezando más? Preguntaba Valeria, una risueña niña de 4 años que todos los días oraba por EL GRAN DESCONOCIDO. Ella no comprendía porque esta vez su plegaría se debía extender más que otras veces pero lo seguía haciendo, le daba tanta pena ese pobre hombre, personaje  principal de las historias que mama le contaba por las noches.

 EL GRAN DESCONOCIDO  tenía un corazón de diamante. Un corazón gigante pero envuelto en una gruesa y dura capa de carbón  muy difícil de limpiar.
Ese señor se sentía poderoso como un rey y se divertía cazando princesas a las que les hacía creer que tenía castillos que estaba decorando y a donde las llevaría luego de regalarles parte de su diamante.

EL HOMBRE DESCONOCIDO mentía y mentía, todo el tiempo, era su vicio, lo peor era que el mismo se creía sus mentiras. El brillo en los ojos de las princesas al oír sus promesas era la mayor motivación para seguir haciéndolo. Nunca tuvo un castillo. Fue algo que siempre quiso tener pero como se sentía bastante incapaz de conseguir algo así, se lo inventó.

 Nunca tuvo intención de regalar un anillo, tenía que abrir su corazón y eso era demasiado esfuerzo.
EL HOMBRE DESCONOCIDO no podía amar a nadie. No se amaba a si mismo.

KC2 moría.
Por fin en ese instante se descubría. Una a una eliminaba las capas que lo rodeaban que eran muchas y pesaban. La del chico malo  frente a sus amigos. La del galán protector frente a las chicas, La del astuto y filudo negociante frente a sus compañeros de trabajo. La del buen y sacrificado KC2 frente a su familia.

Ironías. KC2 se despedía de este planeta con la mirada de la única mujer que supo comprender su fallido corazón. Su madre.
KC2 moría victima de una enfermedad que desconocía, que lo hacía sacar su lado maligno para vengarse por el abandono de una mujer en su niñez.

Por eso buscaba a las mujeres.
Porque las necesitaba, porque quería sentirse necesitado.
Por eso quería que dependieran de él.
Por eso le gustaba ejercer poder.
Por eso les hacía creer, las hacía sentir para obtener aquello de lo que carecía.
Amor.
Una vez que lo obtenía, las dejaba, como un limón exprimido necesitaba más, buscaba a otra víctima para  saciar su sed.
KC2 murió en soledad. En una pequeña y oscura habitación.
Mientras las princesas danzaban al ritmo de canciones dedicadas en forma exclusiva para ellas. Mientras aromáticos sándalos llenaban rincones de pequeños hogares llenos de retratos, jarrones y objetos reales y con significado.
Mientras Valeria tomaba la siesta en medio de sus padres feliz y protegida por siempre.
16 ago 2009


11 comentarios:

  1. Te gustan los poemas aqui va uno :
    VEN POR MI
    Soy feliz... y mi vida tuvo y tendrá
    momentos de dicha junto a los seres que amo y amaré
    Y sin embargo, viviré contando con anhelo
    los días que faltan para que la Muerte
    venga por mí

    De Poemas Irracionales
    APM

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  2. Bueno como veo que no te gusto el anterior te envio otro:

    MI SUEÑO
    La conoci y mi mundo se convirtio en un sueño del que no deseo despertar.
    Si el destino lo rompe
    acogeme por piedad en tus brazos
    y como al mejor de tus hijos acuname
    odiada Muerte

    APM

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  3. La muerte es parte de la vida, nada más. Como escuché una vez: la muerte siempre sabe que va a ganar por eso nos da toda una vida de ventaja. Aprovecha esa ventaja.

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  4. Jessica me gusto muchos lo que escribes... gracias por compartir tus pensamientos y esperiencias ..... estoy en estos momentos pasando momentos muy dificiles y de alguna manera me cambiste el animo.. gracias nuevamente

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  5. Jessica lo maximo! un sueño hecjho realidad ya sabemos que todo es posible!!!! un beso gde!!!! mas tarde leo ESPAÑA, LOS ESPAÑOLES, YO Y EL FUTBOL

    y lo comento mañana besoooos!

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  6. Bueno espero que otros te envien tambien poemas no solo yo, pero ahi te envio otros dos, pero ya no podre enviarte mas
    Sigue escribiendo....

    LAGRIMAS
    Cuando la tristeza y el desaliento invadan
    tu corazon y las lagrimas acaricien tu rostro
    cuando el infortunio te llame incesante, cuando lo hayas perdido todo, hasta la esperanza
    recuerda que todavia te quedo yo
    y mi futuro

    LOS SUEÑOS
    Las alas doradas de mis ilusiones
    me llevaron por lejanos parajes
    llenos de sueños, alegria y promesas de
    felicidad
    Y cuando la artera flecha de la realidad
    quebro mis alas
    quede solo
    triste y abatido
    cubierto con rencor...de sueños de sangre

    APM

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  7. Están muy lindos. Que pena que no sigas escribiendo APM.

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  8. Muy lindo jessica felicitaciones XD

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  9. Jessica como los dos andamos por esos cielos en que los poetas, ademas de lo esoterico y la cabala dejamos que en nuestros sueños se quemen nuestras alas, me gustaron tus escritos y te invito a que leas mi portal de escritor donde ademas de mis libros hay poesias y videos el portal es www.japarodivasquez.com.ar

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  10. Ser amantes, podría ser difícil,
    pero es aún más difícil ser amigos,
    Deja las apariencias.
    Es hora de que me dejes entrar.
    Quizás podamos encender una pasión.

    si tan sólo tú me hablaras.
    Hasta que ya no seamos extraños.

    CaCo.

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